Un garbeo por el Váteli.



Si visitamos Qarpatia, ubicado entre la margen izquierda del Návalon y la falda del Munset  nos topamos con el distrito de Váteli. A nivel urbanístico no resulta tan llamativo como el Gromn o Eitiq, pero su verdadero encanto no hay que buscarlo en la estética de sus construcciones, sino, más bien, en el carácter de quienes lo habitan.

Para empezar, la media de edad de este ajetreado vecindario apenas supera los treinta años, debido, en parte, a la notable presencia de nativos qarpadios procedentes de Qasavia que arriban a la ciudad a cursar estudios superiores en las cercanas instalaciones del Jenton. Por otro lado, muchos de los foráneos más jóvenes que terminan asentándose en la metrópoli se sienten más cómodos si lo hacen en esta área al verse rodeados por individuos que; si bien muestran con ellos algunas diferencias de orden cultural;  pertenecen a su misma generación. Váteli resulta, por lo tanto, un lugar bastante recomendable de cara a que los más “bisoños” puedan tomar contacto con las particularidades del “orden qarpadio” sin demasiados apremios y sin sentirse excesivamente condicionados.


Lo primero que llama la atención de cualquier visitante cuando se adentra por “el barrio” es un constante ir y venir de motocicletas que pululan ruidosamente por la intrincada, y un tanto caótica, trama viaria tan característica de la zona. Algo parecido viene a suceder con el ecléctico estilo arquitectónico del que dan cuenta muchos de sus edificios; collage de formas, materiales y colores que constituyen un claro ejemplo de la desbordante y, por momentos, impetuosa creatividad asociada a este entorno.


Muchas veces, sus calles, salpicadas de recovecos, pueden llegar a provocarnos la sensación de estar deambulando a través de un desordenado laberinto. Tal es así que no resulta difícil perderse, aunque tampoco es que importe demasiado pues; ya sea durante el día o en el trascurso de la noche; casi cualquier punto al que se termine recalando ofrecerá infinidad de posibilidades. Concretamente, la oferta nocturna que es capaz de proporcionarnos manifiesta un acentuado dinamismo donde convergen un cúmulo de factores que terminan generando un panorama efervescente y -dato curioso- bastante contestatario. No obstante, he de advertiros que, ese “ambiente”, tiende a decaer bastante durante los meses estivales.


En definitiva. Aunque el Váteli no esté considerado como uno de los enclaves de referencia en la guía turística de Qarpatia, no deja de ser un lugar interesante que merece la pena conocer y que puede llegar a deleitarnos con más de una sorpresa.



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