Asépticos.

 

De todos los fenómenos que rodean el ámbito sexual, hay uno que..., de manera soterrada y un tanto confusa, parece ir cobrando más fuerza conforme va pasando el tiempo.

En una época donde no son pocos los que presumen de un alto grado de tolerancia y una liberalidad fuera de toda duda, en el momento de llevar a la práctica todo ese compendio de principios asumidos y eslóganes impostados, resulta bastante evidente la enorme distancia que media entre teoría y realidad.

Por otra parte, el auge de las interacciones virtuales y el trato despersonalizado contribuye a la proliferación de identidades, en gran medida, idealizadas, construidas a base de filtros que alteran no sólo la apariencia física sino, también, la esencia del carácter individual.

Sucede entonces que; muchas veces, cuando se intenta trasladar al mundo real lo que creíamos estar construyendo desde el cómodo pseudo-anonimato que nos confieren las pantallas de nuestros dispositivos; nos damos de bruces con la incontestable y no siempre agradable verdad.

No obstante, lo peor de todo esto es que da la impresión de que cada vez son más las personas incapaces de disociar entre ambos planos de "existencia" y que pretenden extrapolar las premisas que les han definido como avatares a un entorno conformado por sujetos de carne y hueso (con el enorme riesgo de frustración y desengaño que esto conlleva).

Resulta muy sencillo confeccionar una imagen de artificiosa "perfección" en el seno de una estructura digital pero, nos guste o no, todos hemos de asumir nuestras propias taras y deficiencias y..., por ende (al menos hasta cierto punto), las de los demás.

En nuestra ciudad soy muy conscientes de todo este orden de cosas y..., en consecuencia, evitan diluir su verdadera identidad tras una adulterada simulación que cuenta con muchos números de convertirse en un obstáculo del que puede resultar tremendamente complicado salir.