Al final del pasadizo.

 


En el subsuelo, a resguardo,

las profundas catacumbas

albergaban las más propicias

y apetecibles sugerencias.


A salvo de la ardiente canícula,

tórridas propuestas se asomaban

a la insondable caverna

de húmedo y fresco sentido.


Aquel propicio refugio

habría de ser testigo

de inconfesables hazañas

surgidas de la penumbra.


Nada alteraba el habiente

confeccionado al efecto,

salvo..., tal vez, la presencia

de accidentales actores.

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