La corriente palpable.
Centrada en aquel presente,
en la conocida fortuna
que amarraba su destino,
degustaba los efectos
de saberse comprendida.
Dejaba que todo fluyera,
sin pretensiones vacías
ni extorsiones a su afecto,
por la senda construida
de forma casi inconsciente.
Infectada de alegría,
convencida de su acierto,
se impregnaba de energías,
poderosas e infrecuentes,
transmutándose en obsequio.
Lo mejor es fluir y construir poco a poco esa senda.
ResponderEliminar¡Me encantó el poema!
Un besazo
Gracias Dafne y sí, fluir. De un modo u otro, fluir.
EliminarRecibe un afectuoso, si bien tardío, saludo.