Elegías caniculares.

 


La celebración de lo efímero, muchas veces, no sólo es un acto legítimo sino..., hasta incluso, obligado.

Cuán ingrato se manifiesta el hecho de menospreciar las bondades de los deleites fugaces mientras permanecen vigentes y hasta que punto resulta inútil lamentarse a posteriori cuando ya han pasado de largo.

En nuestra ciudad se enorgullecen de tener muy claros estos conceptos y de..., además, disfrutarlos.

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