Adictiva actualidad.
Tragedias, agravios, catástrofes,
conflictos. Si atendemos a lo que los medios de comunicación generalistas suelen
ofrecernos, no sería nada descabellado pensar que nuestro fin -además de cómo civilización, también como
especie- no es que se encuentre próximo sino que ya debería haberse producido.
El gusto por el morbo, que tanto
se prodiga entre pseudocultivados grupos sociales, constituye un peligroso
caldo de cultivo en relación a la inquietante e incipiente normalización que
estamos haciendo de cierta insensibilidad empática, así como causa -no sabría
muy bien si directa o indirecta- de la aparición de comportamientos cada vez
más incívicos e insolidarios. Pero…, aún son peores aquellas circunstancias en
las que, a falta de malas noticias, estas se construyen de manera torcitera y
artificiosa con la vista puesta en el incremento de audiencias o tiradas;
dramas prefabricados, listos para ser consumidos y convenientemente
esponsorizados.
Si lo que se pretende es
manipular la realidad conforme a nuestros gustos, personalmente, prefiero el
método qarpadio donde…, si bien previamente se especula sobre la naturaleza de
una noticia que se aspira a divulgar, antes de hacerla pública se procura echar
mano de todos los recursos plausibles, y lícitamente aplicables, que
contribuyan a su consecución real y no con el objeto de hacerla un mero
ingrediente de conversaciones triviales o discusiones intrascendentes.
Si…, como muchos afirman, el
destino se está reescribiendo de forma constante… ¿vamos a consentir que los
trazos del nuestro vengan determinados por una mano distinta a la propia?
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