Mía
Quiero descubrir tus luces y tus sombras,
desentrañar el enigma que esconde tu alma,
amasar tus miedos, empaparme de tu esencia,
tomar de ti hasta saciarme.
Quiero que tiembles, que llores y te pierdas
para poder encontrarte y llevarte conmigo siempre
sin que importe otra cosa que tenerte a mí lado.
Quiero tus sueños, tu voz, tu mirada,
saber lo que amas y a qué temes,
conocer donde empiezas y acabas.
Nada podrás reservarte pues cogeré cuanto me plazca.
Quiero tus suspiros, tus jadeos, tus ganas,
haré de la incertidumbre tu marca.
Sufrirás de deseo, de impotencia, de ansia.
Quiero los espasmos de tu carne impaciente
y el sudor de tu piel excitada.
Quiero cuanto albergas y atesoras,
y cuando nada más puedas darme,
solo entonces, aplacaré tu hambre
para que tus sueños no queden impunes.
Dejaré que tu sed de mí se apague
permitiendo que ocurra lo que tanto esperabas.
Será mi alcoba el templo donde consagrar tu destino
y en el instante sublime, cumplida ya tú esperanza,
fundidos los dos como habías querido,
por fin te sabrás mía y mías serán tus alas.
Buenas querencias las suyas, también de ahí se puede ver lo que entregaría...
ResponderEliminarUn beso.
uuuuuuuuffffffffffff....no se cuantas veces lo he releido....
ResponderEliminarPreciosas palabras...no puedo decirte mas....preciosas amigo..
Me han emocionado...si es que soy mas boba.....
Y la persona que tenga a su lado querrá, y anhelará esa forma de sentirse Suya.
ResponderEliminarUn besito.
Gracias minerva y, sí, tienes razón. Con esas palabras también desvelo una parte de mí mismo.
ResponderEliminarUn beso.
Me alegra haberte sabido tocar la fibra sensible, dánae.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu compañía y por la fidelidad que muestras por esta humilde urbe.
Besitos.
Ojalá encuentre a esa persona que comparta conmigo la misma esencia.
ResponderEliminarTe agradezco tus buenos deseos y, de paso, te doy la bienvenida a La Ciudad tras el Sol.
Espero verte por aquí a menudo y conocer tus opiniones.
Un saludo y vuelve cuando quieras.