Ante el umbral.
En
esas horas vacías
que
te embotaban silentes,
entre
fantasmas hostiles
que
acechaban recelados,
buscabas
la simple respuesta
que
iluminara el camino
y
que un oráculo divino
insistía
en hacer mundano.
Quiso
la “pitia” en su trance
responder
con acertijos,
sin
desvelar entresijos
ni
ofrecer pistas amables,
remitiéndote
a fortunas;
en
tu haber depositadas;
para
hallar la luz en sombra,
justicia
ciega, inmutable.
Sin
saber interpretarlo,
deambulaste
sin sentido
llegando
a este umbral sombrío
que,
temerosa, exploraste;
y
al adentrarte, inducida
por
tu impulso primigenio,
hallaste
ese brillo oscuro
que
tenías encomendado.
Hermoso cuando encuentras ese camino y esa oscuridad especial que te ha guiado hasta allí
ResponderEliminarUn beso Qarpatian
La misma belleza que somos capaces de percibir cuando somos conscientes de estar en nuestro sitio.
EliminarUn fuerte abrazo, Ame.
Tenebrosos son los días en que no encontraba mi lugar, en que el miedo y la incertidumbre se adueñaban de mí, mientras yo, resistiéndome a ser suya, anhelaba quien pudiera ver la esencia entre mis muchos demonios, esa que mantenía viva la llama de mi esperanza, aun sin conocerla, tan sólo sintiéndola latir en soledad con insistencia.
ResponderEliminarIndescifrable sentía la senda, incapaz de conocerme y menos aún de darme a conocer, pero en ella, la fortuna ante Ti me presentó, y como espuma ferviente pude sentir su hervor, y suplicante, ante todo cuanto podía rogar, quise soñar que en mi interior verías, eso, precisamente eso que dices poder ver y en el resquicio de una claridad oscura pude por fin ver, ver mi lugar, ver mi reflejo en Tu mirada, en mi posición, a Tus pies...
Mi lugar, ese que sólo existe porque Tu me lo concedes...
Me he emocionado al verme, una vez más, como siempre, viva en Tus palabras...
Gracias mi Señor...
Oportuna réplica; sentida y profunda; a lo que estas lineas reflejan para el ojo avezado.
EliminarUn beso y un azote, mi dulce y"reconocida" sierva.