El ojo del huracán.
Remanso
sereno,
claro
en mitad de una tormenta
que
deja que asome un trocito de cielo.
No
pienses que no se aprecia
el
detalle cotidiano
si
me ves con gesto serio.
No
creas que es ignorada
toda
esa luz ofrecida
si
me centro en otro instante.
En
esa ausencia cercana,
cuando
golpea el ahora,
siempre
lo tengo presente
aunque
otro fin me reclame.
No
hay desprecio en mi silencio
ni
desdén en mis modales
mientras
atiendo la urgencia.
No
hay rechazo a un fiel empeño
ni
censuras encubiertas
que
desdibujen lo vivido.
Únicamente
lamento,
sabedor
de lo invertido,
no
compensar al momento
en
la forma que merece.
Pequeñas
perlas nacaradas
de
brillos iridiscentes
son
los “guiños” espontáneos
que
sutilmente desprende.
Bocados
sencillos y dulces
que
sacian nuestro apetito
y
caen a un segundo plano
ante
tozudas certezas.
Mas…,
su valor no está en duda
ni
menguarán sus virtudes
y…,
aunque se vea relegado,
jamás
caerá en el olvido.
No puedo obviar la belleza de cada una de las letras que hoy nos regalas, y no deseo ocultar la emoción sentida a través de ellas, mas también deseo decirte que nada debes lamentar, mi Señor, mas bien al contrario, pues soy tremendamente feliz y afortunada al poder estar a Tu lado enfrentando el día a día, ofreciéndote mis insignificantes gestos y tratando, por todos los medios posibles, que te sientas servido y amado.
ResponderEliminarNo hay queja ni reclamo ninguno por mi parte, no siento pesar ni nada que me falte, pues aunque sé como quisieras cuidarme, aunque creas que lo merecido no es concedido, estando para Ti todo lo obtengo, y el regalo mas grande que poseo es el gozo de mi abnegado servicio, tanto tiempo anhelado, tanto por Ti trabajado.
Agradezco cada instante junto a Ti y tan sólo pido que se me concedan muchos más, permaneciendo discretamente presente, para saciar Tus anhelos, para calmar Tus ansias, para Tu gozo y el mío...
Soy Tu mujer, a Tu lado en la vida...
Soy Tu esclava, a Tus pies cada día...
Y yo..., no puedo por más que darte las gracias a ti por ser ese remanso de paz en el que en tantos momentos me recojo de las inclemencias.
EliminarSé que muchas veces no eres consciente de este hecho y que no son pocas las ocasiones en las que, ni tan siquiera, te sientes merecedora de ser considerada de ese modo. Pero así es en justicia y así debe de ser valorado.
Un beso y un azote, mi dulce y "acogedora" sierva.
P.D.:
No ploris.