A la escucha.
Escucho las tristezas
de tu ayer.
Escucho la congoja
que arrastrabas.
Escucho ese temor
y ese miedo a caer
en el vacío perpetuo
que sólo agrava tu
sed.
Escucho la llamada de
tu piel.
Escucho las caricias
que regalas.
También escucho el
plan
que trazaste sin
querer
y todas las esperanzas
que confesaste tener.
Escucho el nuevo
impulso que llegó.
Escucho esa sonrisa
dibujada.
Escucho la intensidad
que parte de la
emoción
de verte al fin
reflejada
en esa definición.
Ya empiezo a
entender,
ya alcanzo a
entrever,
torpemente, no más,
el verbo de tu ser.
Mis ojos se llenan de lágrimas mezcla de sensaciones que me concedes a través de Tus letras, pues siento, aunque aún me cueste creerlo, que realmente comprendes aquello que digo y aquello que callo.
ResponderEliminarMe emociona comprobar que eres real y me entristece no ser capaz de entregar todo cuanto quisiera para compensarte tanto como Tu me concedes.
Eres un sueño tan real que me asusto, provocas que desee seguir soñando, que sienta mis anhelos aflorar sin temor y me enfrente a las adversidades confiada de poder superarlas a Tu lado.
Como puede ser???...
Gracias mi Señor...
A Tus pies