Armónicos.

 


No es algo que, en estos días, pueda ignorarse con facilidad. Cada vez se sienten más próximos los influjos navideños. Si bien algunos hayan decidido adelantarse y encender las luces de su árbol hace ya algún tiempo, aún faltan algunas jornadas para poder inaugurar oficialmente la consabida "fase fraternal"; cada vez más colorida, cada vez más ostensible y obstentosa y..., cada vez más vacía; que viene a visitarnos cada año.

Como algunos ya sabréis, en estas latitudes no se celebran navidades como tal, aunque sí que es verdad que se apropian de algunos de sus elementos, en esencia, más característicos. Uno de ellos es el de reunirse con sus allegados; consanguíneos o indirectos; a fin de compartir las vivencias que han tenido durante el año. Pero, a diferencia de lo que sucede normalmente en otros lugares, tales encuentros prescinden de la pompa y el boato; que suele darse por sentada en tales ocasiones; y tienden a desarrollarse de un modo mucho más informal y distendido. Comparten entre sí otro punto en común; aunque, también en este caso, se puedan apreciar sutiles diferencias. Diferencias que..., vistas con más detalle, se convierten en muy relevantes. 

Casi todos tenemos asumido que este es un tiempo de convivencia y celebración en paz y armonía, y es precisamente en ese concepto, el de la armonía, donde radica la principal desavenencia. Aunque ese no sea su significado literal, con el paso del tiempo muchos han terminado por asimilar armonía con uniformidad, con un conjunto de normas preestablecidas que han de ser puestas en práctica de manera conjunta para evitar el conflicto. Podría existir un ajuste para definirlo de ese modo pero, en ese caso, tal definición se quedaría un tanto coja.

Armonía, en honor a la verdad, es la unión de diferencias en un todo equilibrado que da lugar a una amalgama ponderada y reconocible, la unión de voces distintas en un canto colectivo, sin renuncias a la propia identidad ni dejando a nadie por el camino.

Esa tan sólo es una parte de todo cuanto se va a celebrar en los próximos días a lo largo y ancho de "la nación invisible": la necesaria virtud de saber combinar, con aplomo e inteligencia, criterios dispares.

¿Queréis un ejemplo tonto?


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