Regreso a la fuente.

 


Siempre que vuelvo a esta ciudad después de haber permanecido un tiempo alejado del singular ajetreo que la define, me siento invadido por agradable sentimiento de esperanzado suspense ante los posibles descubrimientos que aún pueda albergar para mí.

Este hecho me hace reflexionar sobre la conveniencia de contar con lugares a los que poder retornar, de tanto en tanto, con el objeto de mantener latente cierto grado de ilusión y, de paso, contar con la posibilidad de prestarse a la influencia de nuevos elementos de inspiración.

Sin duda, en muchos sentidos, esta ubicación en concreto bien podría considerarse con un faro al que tomar como referencia.

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