Aseverando.


 Tras un hálito conciso,
en un repunte de honestidad orgánica,
se manifiesta el modo en que han de escribirse
los encubiertos pasajes
de tus oficiosas memorias
y cómo,
ante la vigorosa obstinación
de ese empuje que te arroba,
cualquier atisbo de tu;
en otras circunstancias;
recatado y forzoso individualismo
queda desbaratado
por la pureza de un ahora
compartido, irrepetible e insobornable.

Frente a esa irrupción desatada,
plantando cara a lo que dabas por sentado, 
pasas a ser una excepción de ti misma,
punto y aparte de una apariencia impostada
fruto de tantas y tantas decepciones
que permanecían hacinadas
usurpándole el espacio
a tu verdadero yo.

No es tanto una ofrenda como una enmienda;
enmienda a todo cuanto sobra,
a todo cuanto se empeñaba en distraerte
haciéndote mirar en la dirección incorrecta.
Y es así, reconciliada con lo que siempre debería haber sido,
como dejas patente la voz
que realmente quieres que se escuche.

Comentarios

  1. A veces resulta más interesante desdibujar los límites del individualismo, permitirse bajar las defensas y revelar el verdadero yo. Tal y como dice tu verso: reconciliarse con lo que siempre debería haber sido.
    Besos aseverados, Qarpatian

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    Respuestas
    1. Y es que, mientras surcamos errantes a través del mar de nuestras propias contradicciones, muchas veces descubrimos que la verdadera libertad sólo es posible encontrarla cuando nos despojamos de todo.
      Saludos desprendidos.

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