Una visión personal.
Bajo algunos
aspectos, tal vez aquel hombre hubiera podido ser considerado como un simple
turista, un viajero sin rumbo determinado, un mero visitante ávido de
nuevas experiencias. Así sería si nos atuviéramos
únicamente al componente exclusivamente geográfico que determinaba sus
desplazamientos o a esa otra faceta más evasiva que figuraba entre sus
propósitos iniciales. Pero; aunque hasta aquel momento no hubiera sido
consciente del hecho; desde un principio había abrigado un interés soterrado e
indefinido que lo movía a protagonizar una búsqueda, jamás hasta entonces,
culminada. Podía decirse, sin lugar a dudas, que era una de esas personas sobre
las que resulta muy difícil determinar cuáles son las motivaciones que ofrecen
un impulso a sus vidas; pero en las que resulta muy sencillo adivinar a cuales
no les conferían el más mínimo interés. De ese modo fue como; tras innumerables
y variopintas peripecias; terminó asentándose en estos contornos a los que sus
naturales conocen con el nombre de “Qarpadia”.
Mucho podría
exponerse sobre ese territorio y…, mucho más aún, en relación a los motivos que
habían pesado de forma más notable en aquel individuo a la hora de adoptar,
como propio y definitivo, tan peculiar lugar de residencia. Pero, entre todos
ellos, posiblemente el más significativo, guardaba bastante relación como las “normas”. No a las normas en su acepción
más genérica, ya fuera en función a su contexto, universalidad o equilibrio
formal (por propia experiencia, era plenamente consciente de lo fácil que
resultaba que fueran apareciendo un sinfín de subterfugios que permitieran
eludir una ley sin llegar a quebrantarla). En oposición, en Qarpadia, no se atendía
a esa serie de cuestiones contemplándolas bajo un prisma netamente legalista,
tal y como se suele hacer; con alguna que otra diferencia; en gran parte del orbe.
Allí todo este asunto se veía revestido por una suerte de “cultura colectiva” fuertemente arraigada entre todos sus
pobladores (y ello…, a pesar de lo heterogéneo de sus orígenes, trayectorias y
condicionantes propios). Se trataba, más bien, tal y como debió de ser en un
principio: de una cuestión práctica que no necesitaba de estar siendo discutida
de forma constante ni, tampoco, de verse complicada con un exceso de
formulismos o interpretaciones. Ese, y no otro, fue el punto determinante para
que muchos decidieran hacer de aquel lugar su patria.
Pocos serian
capaces de otorgar credibilidad a estas últimas palabras; sobre todo tras conocer los pormenores de la manera de
conducirse de los “qarpadios”; pero,
para ese hombre del que hablamos, la realidad se sustentaba sobre ese hecho y…
nadie iba a ser capaz de convencerlo de lo contrario.
Las motivaciones son siempre personales, se comparten o se guardan en nuestro interior, quedando a resguardo, ajenas a opiniones que harian un flaco favor a nuestra decisión.
ResponderEliminarSea cual sea la que le llevó a tomar ese rumbo, sea cual sea el motivo que le empujó a quedarse celebro que lo hiciera y que de algun modo quiera compartir con los demás pinceladas de ese entorno para nuestro disfrute.
Seguro que esta aventura no termina con este descubrimiento y podremos gozar mucho con ella.
Querrá que le acompañemos???
Con gran curiosidad y deseo...
Besines dulces
A Tus pies