Cosificados.

A través de esta sección, siempre he querido mostraros mi visión sobre los asuntos de la nación invisible desde la perspectiva de alguien que viene de fuera. Hoy, si me lo permitís, me gustaría hacer justo lo contrario; es decir, aportar una pincelada de la opinión que les merece a los qarpadios algunas de las cosas que suceden allende sus fronteras.

En mis crónicas, puede que en más de una ocasión hay dejado traslucir la impresión de que en Qarpadia se tiende a vivir completamente de espaldas al mundo, bajo un estado aislacionista y autárquico sin conexión alguna con los sucesos que tienen lugar en el exterior. Esto, que no deja de tener cierto punto de verdad, tampoco es que sea del todo cierto, ya que, en mayor o menor grado, dependiendo del momento, siempre se ha manifestado una cierta permeabilidad y un afán soterrado, por parte de las autoridades qarpadias, de influir de manera encubierta en determinados aspectos del desarrollo global. Uno de ellos (tal vez el más importante bajo un determinado punto de vista) es su empeño por incrementar los niveles de tolerancia de la sociedad mundial en su conjunto. En estos últimos tiempos más si cabe después observan, con creciente preocupación, el significativo retroceso que, según su propio parecer, se está produciendo en este sentido. Les cuesta mucho entender cómo determinadas minorías agitan con vehemencia las banderas del agravio con el propósito de deslegitimar los derechos de una amplísima mayoría. Qarpadia no es que sea una democracia - lo he dejado claro en más de una ocasión - pero a sus ciudadanos tampoco es que les parezcan muy democráticas algunas de las medidas impulsadas dentro de estados que presumen de serlo. Para ellos, la libertad de elección que debería definir a cualquier democracia se ha de construir desde las opciones y no a través de imposiciones. Pero dejadme que me centre en el asunto que os quería exponer desde un principio. Empiezo a irme por las ramas y esto va a terminar pareciéndose más al prólogo de una tesis que al apunte de opinión que pretendía ser.

“Cosificación”, ese término tan en boga últimamente, empleado con frecuencia para denunciar la excesiva trivialización del atractivo físico (sobre todo en el caso de las mujeres), y…, en cierta forma, si se abordara sosegadamente, nos daríamos cuenta que se trata de un debate muy pertinente y necesario. El problema radica en el hecho de que parece estar siendo sacado de contexto, o…, mejor dicho, siendo llevado al extremo contrario.

Resulta que el sexo es un concepto inherente a la condición humana en muchísimos aspectos que sería recurrente enumerar y, el foco de todas las denuncias relacionadas con el tema debería estar dirigido, en primer lugar, al uso mercantilista, vejatorio y represor que; por desgracia; muchas veces se le termina aplicando. Lamentablemente (y es, curiosamente, en el seno de aquellas sociedades que presumen de ser más abiertas y tolerantes) la solución a todo esta problemática parece que consista en negar la mayor, es decir, eliminar de manera sistemática cualquier tipo de referencia sexual (por muy subjetiva que pudiera llegar a ser) del ámbito cotidiano y…, no sólo eso, abocarnos a todos a una dinámica de “cosificación” de signo contrario a la que se pretende erradicar. Este vendría a ser el resultado de las pretensiones que determinados grupos están llevando a la práctica: la generalización de una ridícula asexualidad que trascienda lo colectivo dejando sentir su influencia en el plano individual. Para los qarpadios, seguir esta línea de pensamiento carece de sentido, puesto que, como individuos, estamos dotados de órganos sexuales y…, el uso que les demos lo decidiremos, primeramente, de manera personal y después, de intervenir más actores, de común acuerdo con ellos. El resto, si tienen algo que decir, estarán mucho mejor calladitos. Reconociéndoles, eso sí, que su opinión es respetable, no procede en ningún caso tratar de ocultar ni retorcer la realidad.

Medidas como las que han adoptado recientemente los responsables de la plataforma Tumblr no hacen más que poner de manifiesto lo arraigada que se encuentra esa corriente de razonamiento mojigato, retrógrado y sobreactuado que, históricamente, nunca nos ha conducido a ningún sitio (al menos, ningún sitio que valiera la pena). Pero, a todos ellos, conviene recordarles que estas líneas de actuación no contribuyen a solucionar nada, sólo sirven para esquivar la cuestión de fondo, y que…, sin eludir la necesidad de iniciar; de una vez por todas;  un estudio profundo y un debate serio en relación a este tema, el sexo es sexo y, en cualquiera de sus formas, jamás podrá ser “políticamente correcto”.