Tormentas particulares.
Aunque permanezca intacta
la carcasa que lo envuelve,
hay interiores que bullen
de una manera alarmante.
Tensiones acumuladas,
sobrecargas imprevistas
y fallas casi invisibles,
desatan micro desastres
en filamentos durmientes.
Rota queda la calma
de ese entorno controlado
donde todo parecía
que iba a durar para siempre.
Tempestades envasadas
que alteran al recipiente
y obligan a un replanteo
para seguir adelante.
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