Ligaduras que liberan.
Al final del día,
en la inmensidad introspectiva
de tus pensamientos,
te cuesta horrores
desembarazarte del hastío
inducido por tanto necio
que revolotea en rededor tuyo.
Como pesados plomos,
intentan arrastarte
a un profundo y oscuro
abismo de decepciones
tan prescindibles como redundantes.
Pero..., ¿quién lo diría?
En el abrigo de tu hogar
caes prisionera de otros influjos.
La férrea mano
de un impulso explicito
y desprovisto de fingimiento,
te apresa para conducir
tu indómito espíritu
por la senda del pecado primigenio
liberando para siempre,
contra todo pronóstico,
tu ser del estéril lastre
de una esclavitud convencionalizada.
Excelente!!
ResponderEliminarMil besitos y feliz miércoles.
Muchísimas gracias Aurora. Me alegra saber que te ha gustado.
EliminarRecibe un afectuoso saludo.
Sólo Tu, mi Señor, puedes comprender la esencia que encierra mi persona, como vive cuando abandona la lucha común y se entrega a la calma de su deseo.
ResponderEliminarTodo aquello que me rodea trata de restar pero de esa forma me enseña el valor de volver a Tus brazos en nuestro hogar.
Como siempre, precioso texto y mejor sentimiento.
T'estimo molt
A Tus pies
"La calma del deseo", concisa y original forma de describirlo. Es más que probable que te robe la expresión.
EliminarIndependientemente de ello, sin duda (y a pesar de todos los impedimentos e inconvenientes que surgen por el camino) la verdadera esencia siempre encuentra un resquicio por el cual colarse en nuestras vidas.
1b y 1a mi dulce, y "clarividente", sierva.