Floraciones tempranas.

 


Vaya por delante que la precocidad no ha de ser entendida siempre como una virtud. Determinadas cosas nunca deberían suceder antes de tiempo, y ser consciente de cuál ha de ser ese momento es un inequívoco signo de madurez.

Por otra parte, y visto cuál viene siendo el actual panorama entre ciertos estratos de la sociedad global, bien se merecen una alabanza todos aquellos que tratan de alcanzar la excelencia dentro de sus respectivos campos cuando, por norma general, aún no les es exigible.

Dar con personas con esa capacidad de esfuerzo, con ese plus de motivación, resulta un grato y estimulante hallazgo (o, al menos, así es como yo lo veo). Son algo así como esas primaveras madrugadoras que se asoman con prontitud en el calendario para inundarlo todo de luz y color.

En Qarpadia abundan los sujetos de ese tipo y... ¿qué queréis que os diga? Lo cierto es que esa luz que irradian no sólo resulta contagiosa sino que, además, hace que todo se perciba desde un enfoque mejor.

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