Antropofagia.

 Cada vez que la veo 

ella despierta en mí

un impulso apenas contenido

de devorarla por completo.

Cuesta resistirse

a ese arranque caníbal,

inmediato e instintivo,

que sobreviene al contemplarla.

Y por mucho que lo intente,

no puedo negarme el gusto

de incarle el diente al momento

para saciar mi apetito.

No me juzguéis duramente

pues no me siento culpable

si esa delicia se ofrece

a saciar glotonerías.