Autorretratos.

 


En el fluir generoso
de las bondades latentes
eres la mano y el lienzo,
eres tinte y pincelada,
de tu propio testimonio.

Lo que trascienda del acto
depende de muchas cosas
pero es tu pulso el que traza
designios y voluntades
condensados con presteza.

A nadie incumben tus causas,
ni el fondo de tus verdades,
más allá de los alcances
que imprimas mientras las narras
desprovista de tibiezas.

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