Codicias.


 Sin sutilezas baldías,
que entorpezcan el designio
de colarse tras las líneas 
de unas ganas contenidas
bajo capas de deseos
apenas disimulados,
surge el afán de conquista
de unas regiones remotas,
que se escapan a los ojos
pero se intuyen probables.

Se ejemplifican asaltos
de ímpetu indescriptible
y se adivina el saqueo
a punto de perpetrarse
ante el impulso lascivo
taimadamente descrito
en los renglones torcidos
de una patente de corso
que legítima el pillaje.

Pero existen dos maneras
de interpretar este lance
y no siempre queda claro
quién lleva la iniciativa
de hacerse con el trofeo
derivado de esta razzia
pues ambas partes aspiran,
con ambición comparable,
obtener del adversario
el botín que los consagre.

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