Escapadas campestres.





Situada al noroeste de Varán, la región de Shera es un lugar digno de ser visitado en cualquier momento del año; si bien, en otoño, más si cabe. Su ondulada geografía cuenta con una nutrida presencia de ríos de modestas proporciones que serpentean por cuencas donde se van alternando bosques y  tierras de cultivo. Aquí y allá, salpican el paisaje una pléyade de pintorescas poblaciones y suntuosas haciendas. Sobre estas últimas es donde se sustenta el ordenamiento básico  y el status quo imperante en una zona predominantemente agrícola.




Sin desmerecer en nada la bucólica opulencia de aquellos complejos que obedecen a la anterior descripción; siempre resulta una grata experiencia deambular, sin un rumbo establecido, por alguno de los muchos asentamientos de menor entidad que jalonan estos parajes o por la intrincada red de caminos y senderos que discurren, en aparente desorden, por entre una tupida foresta o hacen las veces de linde a las fincas que parcelan el terreno.




Tampoco está de más disfrutar de alguno de los quesos típicos que se elaboran en muchas de sus comarcas o probar el excelente vino blanco que producen estas tierras y que tanta fama le han reportado.

Shera cuenta, además, de cierto encanto atemporal, una pausada cadencia en las formas de sus habitantes (rasgo, este, muy común a todo el ámbito varanita), así como por el hecho de dejarnos sorprendidos por una súbita sensación que trata de convencernos de que todo cuanto nos encontramos está concebido con el firme propósito de perdurar.





Pero… veo que mi guía ya ha venido a buscarme. Lo dejo aquí por el momento mientras os emplazo a continuar disfrutando de vuestros otoños particulares; que, a buen seguro, os tendrá reservadas multitud de experiencias y oportunos deleites.


Comentarios

Entradas populares