La hora de la verdad.
Deseo de servidumbre
cuando se instala en un alma
que busca en oscuras
sombras el deseo que lo aplaca.
Sentir que en el
pensamiento toma formas inquietantes
y en la hora de la
entrega descubre entornos distantes.
Sabedora del tormento
que a tu condición se impone
ofreces tu ser en
pleno, con su carne y emociones.
Es la espera
ilusionante, es el saber comedido,
que te ofrece la
certeza de tu cuerpo sometido.
Impulso que,
lacerante, te ha de empujar a un flagelo
que da cuenta de tu
imagen como si fuera un espejo.
Indefensa ante mis
actos, expectante ante la doma,
inmóvil por obligada,
quieta cuyo temple asoma.
Dolor, placer,
abandono, se hacen todo en un instante,
en el frío de una
celda que se trasforma en baluarte.
No hay razón para el
recelo ni lugar para las dudas
si las razones del
otro no son nada sin las tuyas.
No hay remedio cuando así mi ser lo siente,
ResponderEliminarcuando sólo se declara siendo sometido a Ti
y proclama por sus poros tal necesidad.
Destapado ya el deseo y descubierto el antídoto, a Ti cedo cuando soy, siendo libre sierva de Tus anhelos.
A Tus pies te suplico...Acógeme en Ti, haz de mi Tu fiel esclava,y así seré feliz.
Sentir tu plena sumisión, el alcance de tu avance, el convencimiento de tu entrega, reporta en mí la plenitud de este vínculo.
EliminarTu sentimiento y el mio se funden, tu mirada y la mía se complementan. Tu súplica se ve atendida por la fuerza de tus propios actos.
Un beso y un azote.