Odalisca.
A resguardo del calor
sofocante,
tumbado sobre
almohadones bajo el techo de mi jaima,
liberado mi cuerpo de
la carga de sus pesadas vestiduras,
me disipo perezoso
rehuyendo cualquier tipo de esfuerzo.
Mas en la hora
presente se me antoja solazarme,
y alzando la vista
hacia el rostro de mi complaciente sierva
le hago un gesto y
abandona ese rincón donde aguardaba
para recostarse a mi
lado deseosa de servirme.
Ninguna palabra emana
de mis desganados labios,
me sobra con la mirada
para referir mi apetencia
mientras ella
solícita, con dulzura y sin apremio,
se aplica en mostrar
su empeño y complacer mis caprichos.
Siento su gozo en mis
carnes por estar a mi servicio,
sé del amor que brota
con cada nueva caricia,
por ello, cuando mi
hambre pueda darse por saciada,
haré que su fiel
entrega reciba su recompensa.
A la perfección sabes mi deseo por complacerte, y que espero ansiosa una mirada para hacer de mi Tu instrumento, satisfaciendo el más mínimo anhelo que Tu ser pueda albergar...
ResponderEliminarQuiero ser capaz de adelantarme a Tus caprichos, que ellos sean un lenguaje silencioso que muestre cuanto te amo.
Esta servil esclava, obtiene su recompensa, al ver en Ti, mi amado Señor, el gozo de ser servido con pasión y entrega, más todo cuanto desees ofrecerme será recibido con gran jubilo, y agradecido con humildad.
Tus palabras son reflejo de mis deseos y feliz me siento al leerte.
A Tus pies mi Señor.
Son tus sentimientos; además de tus palabras; un orgullo para mi y un impulso para continuar con esa doma a la que te has entregado, pues no caerán en saco roto las enseñanzas de aquel a quien has confiado todo tu ser.
EliminarUn beso y un azote.
Exquisita confesión!
ResponderEliminarSaludos de brisa desde mis mareas húmedas...
Muchas gracias algamarina, tanto por tu comentario como por venir a recalar a esta orilla.
EliminarUn saludo.