Desenvoltura.
Fue tan solo un instante. Apenas un
segundo en que nuestros cuerpos compartieron la misma posición relativa en el cosmos.
Un fugaz cruce de caminos, igual de fortuito como lo son otros tantos.
Su presencia, breve y veloz, como
una brisa súbita e inesperada, me regaló un rastro fragante y vaporoso que ejercía de apéndice a
las ondas que iban describiendo su vestido y sus cabellos.
No llegué tan siquiera a
contemplar su rostro, ni tampoco puse mucho empeño en desvelar el misterio concerniente a su identidad. Me dio
por pensar, en cambio, que…, sin ella saberlo, sin que se lo planteara ni remotamente,
había servido de ejemplo tangible para personificar en mi mente un término bien
dinámico.
Que buen relato de un instante, de algo tan fugaz como intenso...
ResponderEliminarY creo que esa foto le hace justicia... Saludos 🙋...
Es de esas fotos en la que, tal vez, es mejor no quedarse con el rostro, ya que la cara oculta de la flor sólo puede dañar el trasero de la planta. Con otro significado, lo llamaría premura.
ResponderEliminarNadie se espera que un mínimo instante, un detalle en ocasiones insignificante pueda suponer para nosotros un desencadenante.
ResponderEliminarLos hay de muchos tipos, pero casi siempre quien nos lo proporciona es ajeno a ello, aunque en realidad...tampoco es que importe demasiado...es nuestro instante.
Tu lo has compartido de una forma maravillosa, yo casi nunca suelo hacerlo.
Besines dulces
A Tus pies