Hoy también lo hago mío pues, lo es. Vuelvo a pedir disculpas a pesar de que puedes no concederme el perdón por haberte fallado, por haber sido egoista y desconsiderada, sin ponerme en Tu lugar y solo mirando por mí.
Cualquier falta ha de ser objeto de reflexión y aprendizaje. Pedir perdón resulta muy sencillo, pero sirve de muy poco cuando no va acompañado de un propósito de enmienda.
Las disculpas nunca deben de traducirse como una especie de "borrón y cuenta nueva". Ese es uno de los errores más comunes en muchas personas que no saben (o no quieren) asumir las enseñanzas que proporcionan nuestros propios errores, cayendo, por añadidura, en un bucle infinito hacia al que arrastran a todos cuantos les rodean.
Un beso y un azote mi dulce, y "arrepentida", sierva.
¿Me lo dice o me lo cuenta? Lo que pasa que llega un punto donde tantas veces piden perdón y no se cambia que una se vuelve indiferente ante quien tanto decepciona y lo que ocurre es un gran distanciamiento que hace brecha profunda. Mi sonrisa y un cordial saludo, Caballero.
Sí. Comprendo perfectamente a qué te estás refiriendo cuando hablas de ese "distanciamiento". Cuando la confianza se pierde, resulta tremendamente difícil recuperarla y muy pocos son los que están dispuestos a pagar el precio que exige volver a hacerse con ella. Quienes no la valoraron en su momento, prefieren recurrir al uso de alguna excusa (las más de las veces contraproducente) e irse de "rositas" sin afrontar las consecuencias de sus propios actos. De gente así poco puede esperarse.
Tu cita de hoy me deja pensando a un debate que me he planteado más de una vez, el de las segundas oportunidades... ¿quién puede creerse tan superior para no hacer u otorgar esta segunda posibilidad? ...pero a su vez, si alguien te dispara una primera vez y falla, ¿le darías la segunda bala y dejar que te apunte otra vez? ...no sé, me quedo pensando, como muchas veces cuando paso por aquí.
La decisión, en tales casos, resulta muy compleja, y quiero dejar claro que nunca estado en contra de las segundas oportunidades. Salvo en determinadas circunstancias (como muy bien has apuntado) creo que es algo a lo que todos tenemos derecho.
Ahora bien: segundas oportunidades no son ni terceras, ni cuartas, ni quintas. Eso, por desgracia, parece que no todas las personas lo tiene demasiado claro.
Hola Arcilla, todo un placer leerte. Espero que te encuentres bien.
Respecto al derecho de errar que todos tenemos, creo que nadie lo pone en duda. Todos nos equivocamos (y no pocas veces). La cuestión es: ¿qué hacemos cuando esos errores dañan a los demás? ¿Volvemos a hacerlo porque ese es nuestro derecho o rectificamos y aprendemos? Y... ¿qué hacer con quienes no se muestran demasiado dispuestos a hacer esto último? En mi caso lo tengo muy claro: quienes desaprovechan dos oportunidades, quienes no valoran como es debido esa confianza que se les otorga, no merecen disfrutar de ese privilegio.
Saludos afectuosos y encantado de tenerte por aquí.
Hoy también lo hago mío pues, lo es.
ResponderEliminarVuelvo a pedir disculpas a pesar de que puedes no concederme el perdón por haberte fallado, por haber sido egoista y desconsiderada, sin ponerme en Tu lugar y solo mirando por mí.
Lo siento.
A Tus pies
Cualquier falta ha de ser objeto de reflexión y aprendizaje. Pedir perdón resulta muy sencillo, pero sirve de muy poco cuando no va acompañado de un propósito de enmienda.
EliminarLas disculpas nunca deben de traducirse como una especie de "borrón y cuenta nueva". Ese es uno de los errores más comunes en muchas personas que no saben (o no quieren) asumir las enseñanzas que proporcionan nuestros propios errores, cayendo, por añadidura, en un bucle infinito hacia al que arrastran a todos cuantos les rodean.
Un beso y un azote mi dulce, y "arrepentida", sierva.
¿Me lo dice o me lo cuenta? Lo que pasa que llega un punto donde tantas veces piden perdón y no se cambia que una se vuelve indiferente ante quien tanto decepciona y lo que ocurre es un gran distanciamiento que hace brecha profunda.
ResponderEliminarMi sonrisa y un cordial saludo, Caballero.
Sí. Comprendo perfectamente a qué te estás refiriendo cuando hablas de ese "distanciamiento". Cuando la confianza se pierde, resulta tremendamente difícil recuperarla y muy pocos son los que están dispuestos a pagar el precio que exige volver a hacerse con ella. Quienes no la valoraron en su momento, prefieren recurrir al uso de alguna excusa (las más de las veces contraproducente) e irse de "rositas" sin afrontar las consecuencias de sus propios actos. De gente así poco puede esperarse.
EliminarUn placer contar aquí con tus opiniones.
Saludos afectuosos.
Tu cita de hoy me deja pensando a un debate que me he planteado más de una vez, el de las segundas oportunidades... ¿quién puede creerse tan superior para no hacer u otorgar esta segunda posibilidad? ...pero a su vez, si alguien te dispara una primera vez y falla, ¿le darías la segunda bala y dejar que te apunte otra vez? ...no sé, me quedo pensando, como muchas veces cuando paso por aquí.
ResponderEliminarUn beso.
La decisión, en tales casos, resulta muy compleja, y quiero dejar claro que nunca estado en contra de las segundas oportunidades. Salvo en determinadas circunstancias (como muy bien has apuntado) creo que es algo a lo que todos tenemos derecho.
EliminarAhora bien: segundas oportunidades no son ni terceras, ni cuartas, ni quintas. Eso, por desgracia, parece que no todas las personas lo tiene demasiado claro.
Recibe un fortísimo abrazo.
Errar es humano... habría que valorar la magnitud del mismo... y si las reincidencias son semejantes... no sé... me quedo pensando :).
ResponderEliminarSaludos
Hola Arcilla, todo un placer leerte. Espero que te encuentres bien.
EliminarRespecto al derecho de errar que todos tenemos, creo que nadie lo pone en duda. Todos nos equivocamos (y no pocas veces). La cuestión es: ¿qué hacemos cuando esos errores dañan a los demás? ¿Volvemos a hacerlo porque ese es nuestro derecho o rectificamos y aprendemos? Y... ¿qué hacer con quienes no se muestran demasiado dispuestos a hacer esto último? En mi caso lo tengo muy claro: quienes desaprovechan dos oportunidades, quienes no valoran como es debido esa confianza que se les otorga, no merecen disfrutar de ese privilegio.
Saludos afectuosos y encantado de tenerte por aquí.