Oberturas.
Cuando convergen los destellos
de un discurso compartido
hasta sus últimas consecuencias.
Cuando el canto silencioso
de dos latidos se acompasa
de manera irremediable.
Cuando los cuerpos se alinean
y las ganas ya barruntan
desenlaces contenidos...,
ahí, de ese impás sostenido
y hábilmente prolongado,
surgen los primeros compases
de auténticas sinfonías
en pieles bien afinadas.
Escalofríos propagados
a través de espacios
aún por transitar.
Fronteras invisibles
que exhalan certezas futuras
e ignoran los formalismos.
Preludios, en fin,
para dos almas a medida
la una de la otra.
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