Eso que ambos sabemos.

 


Con voluptuosa elegancia

vienes a sugerirme

los pecaminosos deleites

que habitan en tus carnes.


Obsequio de finas curvas

donde dejar nuestra impronta

cada vez que nos asalte

ese influjo desbocado.


Recipiente de sorpresas

forjadas a fuego lento

mientras el mundo discurre

por derroteros dispares.

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