Arquitecturas sombrías.
Diseminadas por las agrestes montañas, que se elevan más allá de los conocidos espacios que conforma nuestra ciudad, se asoman a la noche fantasmagóricas estructuras cuyo propósito se nos presenta ambiguo y misterioso.
Mientras recortan el oscuro horizonte, su inesperada presencia tiende a provocar un repentino desconcierto sobre cualquier espectador accidental que termine siendo testigo de su existencia.
Pocos se salvan de sentir como su animo se perturba y sobrecoge al tiempo que tratan de imaginar qué acciones tendrán lugar en el interior de tan chocantes construcciones.
Los que, por contra, se sienten indefectiblemente atraídos por el extraño atractivo que se desprende del hecho de encontrarse con unos elementos de ese diseño y calibre en tan insólitos enclaves, terminan sucumbiendo al inexorable destino que les depara su inmoderada curiosidad.
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