Una mágica inminencia.
Se sabe todo dispuesto.
El propósito está claro
y la euforia se destila.
Elementos expectantes,
que próximos a fundirse,
evidencian su apetencia.
Con un preclaro objetivo,
se detienen un instante
a sentirse diferidos.
Toman conciencia del acto,
de ese cruce de destinos
largamente pretendido.
Un agónico preludio
de ímpetu contenido
que no admite más demora.
Fugaz eternidad
que precede, que anticipa,
sin dejar nada al azar.
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