Evocantes.

 

Para casi todo el mundo, evocar es sinónimo de recordar, de rememorar, de añorar incluso. En nuestra ciudad, en cambio (y esto es algo que tiende a provocar bastante confusión y algún que otro malentendido con todos los foráneos), evocar no es tanto invocar a los recuerdos como ocuparse de construirlos con una esmerada pulcritud mientras se busca el modo de dejarlos plasmados para la posteridad.

Esto, que en algunos casos puede llegar a confundirse con un exacerbado afán por alcanzar a cualquier precio cierta clase de notoriedad, o con una enfermiza propensión al exhibicionismo, las más de las veces suele quedar circunscrito a un ámbito más bien privado y enfocado, como ya he dicho, a ser rescatado, en un futuro, como elemento testimonial; lo cuál, en cierto modo, lo viene a entroncar de manera bastante aproximada con el sentido más comúnmente aceptado del término.

El hecho es que, teniendo en cuenta la efímera naturaleza de nuestra propia existencia, el afán de transcender suele resultar un ejercicio más bien infructuoso a largo plazo; pero..., el carácter mutable de nuestro paso por el mundo, hace que resulte bastante curioso poder contar con un pormenorizado dossier de determinados momentos y experiencias ya superadas que ofrezca una perspectiva, lo más coherente posible, entre lo que hemos sido y lo que somos.

Habrá quienes vean todo esto como una pérdida de tiempo, un patológico acto de nostalgia premeditada o un ejemplo más de narcisismo documental, pero lo cierto es que...; aquí al menos; todo ello responde mucho más al criterio de sus verdaderos protagonistas que al eventual e impredecible arbitrio de terceros.

Comentarios

  1. Evocar es crear, en definitiva.
    Me encantó el texto, particularmente los matices relacionados con esta fascinante ciudad. Y la imagen tiene una composición muy original *.*
    Un besazo evocador

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