Compases de sumisa.
Ataduras invisibles,
que acotando anatomías,
desdibujan certidumbres
mientras dan vida a
las sombras,
y entre tanto; de
estrecheces
y voluntad retenida;
clama la voz convencida
que en su silencio es
sonora.
Instruida en los
rituales;
poco a poco
elaborados;
va ejecutando los
pasos
marcados por
directrices
y al descubrir los
matices,
entre giros y paradas,
sigue, fiel, la
partitura
por esas notas marcada.
Aunque se tema al
tropiezo
de una torpeza
fortuita,
no por ello se disipa
su voluntad que es de
acero,
y en su fuero,
convencida,
mantiene la pauta
adoptada
de una costumbre
adquirida
y de eficacia probada.
Que alegría mas grande siento cuando sumisa sigo ese ritmo que perfectamente se acompasa con mi propia esencia y cuanta desazón, incertidumbre y pesar me embarga cuando, perdida fuera de la melodía que Tu marcas, me sumerjo en los nimios caprichos que me tientan.
ResponderEliminarHaré de ese pesar recuerdo para combatir mis tentaciones y del único compás que deseo seguir mi motivo de vivir. Sé que está en mi mano, y que tengo la fortuna de que Tu me ayudas con Tu firmeza y con Tu amor...
Gracias mi Señor...
A Tus pies
Al igual que sucede con la música, no es lo mismo dejarse llevar por un ritmo cuando es armónico que intentar buscarle un sentido a las notas cuando estas surgen desafinadas.
EliminarUn beso y un azote, mi dulce y sincrónica sierva.