Rendirse a la evidencia.
Si nos olvidamos por un momento
del componente lúbrico que tan bien define a los qarpadios; una de las cosas
que, inicialmente, más nos llama la atención de su carácter es lo prácticos que
tienden a mostrarse en relación a infinidad de cuestiones a las que solemos designar
como “esenciales”. Imbuidos por un
notable espíritu crítico, tienden a analizar, de manera curiosamente
desapasionada, algunos de los asuntos considerados vitales e irrenunciables en
otros entornos. Enemigos a ultranza de cualquier tipo de polémica gratuita, no son
de desperdiciar su tiempo y sus energías en combatir lo evidente ni, tampoco,
de sumirse en un desencanto victimista cuando las cosas no se desarrollan del
modo que esperaban. Para ellos, el negacionismo nunca es una opción (por mucho
que está particularidad suya se confunda muchas veces con el conformismo).
Obviamente; con independencia del
lugar en que residamos; siempre se producirán situaciones gravosas o injustas
en función al enfoque específico de cada cual; si bien, regodearse en la propia
desdicha nunca se ha revelado como una herramienta demasiado útil. Lamentarse,
por ejemplo, de la apariencia plomiza que manifiesta un cielo encapotado, no va
a disipar las nubes y, desde luego, en modo alguno puede restar importancia a
todo cuanto se extiende más allá de ellas. La sociedad qarpadia, en general,
mantiene su mirada centrada en el presente; eso es muy cierto; pero también es
verdad que ese presente siempre está cargado de matices. Permanecer anclados
únicamente en lo negativo… ¿nos hace mejores personas? ¿Nos confiere algún
derecho adicional apropiarnos del papel de eternos sufridores?
En más ocasiones de las que estaríamos
dispuestos a reconocer, toda ayuda exterior resulta infructuosa (…y hasta
contraproducente) cuando sus destinatarios se empeñan en ignorarla. A veces,
una pequeña luz resulta más que suficiente para iluminar nuestro entorno más
cercano, evitando así problemáticos tropiezos. Despreciarla por su sencillez y
alcance limitado sería estar haciéndonos un flaco favor a nosotros mismos.
Me encanta como escribes, ya te lo comenté en nuestro blog.
ResponderEliminarPienso que esa claridad te define.
No conozco mucho a los qarpadios, pero, me siento identificada con este texto, a pesar muchas veces de mis luchas por no quedar anclada al pasado o a lo negativo.
Un placer leerte.
En relación a mi supuesta claridad..., la verdad, no sabría que decirte, pues son muchas las ocasiones en las que no tengo esa impresión en lo referente a mi modo de expresarme. Gracias de todos modos por ese velado -a la par que inmerecido- elogio.
EliminarEn lo que atañe a los qarpadios..., bueno, eso es cuestión de ir escarbando.
Recibe un cordial saludo. El placer ha sido mio.
Ir de víctima o regodearse en lo negativo es muy erosivo. Mejor atrapar ese pequeño rayo o luz que se presente. El lado bueno de las cosas, existe.
ResponderEliminarMil besitos y feliz noche.
No me cabe la menor duda a ese respecto, Auroratris. No pierdas nunca esa capacidad de vislumbrar lo positivo entre toda esa maraña de pesares que nos asedian.
EliminarSaludos y feliz jornada.
Como siempre ojos como platos al leerte, premonición curiosa de un instante que no debería ser coincidente pero que, como siempre, se refleja para sorprenderme y enseñarme aquello que previamente me había cuestionado...
ResponderEliminarYa hemos hablado de ello largo y tendido, tenemos tantos ejemplos a nuestro alrededor que espanta, así que mejor nos quedamos una época más en Qarpadia para sacar todo el jugo posible y llevarnos grandes lecciones de su sencillez...te parece mi Señor?
Besines dulces
A Tus pies
Desde luego que sí. "APOYO LA MOCIÓN".
EliminarUn beso y un azote.