Rincón apocado.

 


Acostumbrados a unos cánones muy concretos y (con frecuencia) exageradamente idealizados, muchas veces visualizamos la realidad como si esta tuviera que avergonzarse por ser lo que es. La simplicidad de unas formas, la honestidad y campechanía que destila un espacio, parece tener que disculparse por no ser capaz de ofrecer un grado de excelencia estilística que, en modo alguno, tiene la obligación de manifestar.

Todos ellos, al igual que sucede con todas las personas (o eso quiero creer), son capaces de condensar a la perfección la belleza esencial de un instante puro e irrepetible. Despreciarlos a la ligera se traduce en perder para siempre eso momentos.

Que disfrutes todos de una muy feliz, y "honesta", jornada de domingo.

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