Sin urgencias.
No hay prisa, mi sierva,
no hay prisa.
Disfruta con los detalles
de esas horas que no vuelven.
Abandona los apremios
que nos hurtan el deleite
por estar en otras cosas
que carecen de importancia.
Examina sensaciones
con exquisito detalle
disfrutando del despliegue
que se expone ante tus ojos.
Regodeate en el vicio
de líneas lentas y puras
que no sabemos el tiempo
que pasará sin tenerse.
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