Procesos de aprendizaje.

 


Cada vez es más frecuente encontrarse con personas que albergan la firme convicción de ser capaces de obtener todo cuanto les viene en gana sin necesidad de realizar el más mínimo esfuerzo, como si el mero hecho de desear algo ya fuera más que suficiente para conseguirlo.

No seré yo quien venga a afirmar que..., en un ejercicio de "realismo" desaforado, tengamos que renunciar a todas nuestras aspiraciones, por muy elevadas y optimistas que estas pudieran considerarse. Más bien al contrario. Pero conviene recordar, pues es algo que se tiende a olvidar muy fácilmente, que nada (absolutamente nada) debería darse nunca por sentado.

A fin de no tener que bregar con un ulteriores frustraciones (sobretodo en vista del "drama" que esto puede llegar a suponer a un buen número de individuos), nuestra prudencia debería de permanecer en pie de igualdad cada vez que tuviera que confrontarse a nuestras ilusiones.

Una de las primeras cosas de las que uno es consciente cuando recala a la nación invisible es de cuán interiorizado tienen, la inmensa mayoría de sus pobladores, todo lo que tiene que ver con la cultura del esfuerzo y que, si bien casi nada es imposible, nada que realmente merezca la pena se adquiere por arte de birlibirloque.

Únicamente a través de la práctica es posible adquirir las habilidades necesarias para acometer con ciertas garantías de éxito cualquiera de nuestros proyectos. Y son esas mismas habilidades las que, precisamente, permiten disfrutar de toda una suerte de "excelencias" que, de otra forma, permanecerían vedadas.



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