A ras de suelo.



 No hay objeciones
a lo que se imprime
con la sencillez
que denotan
unas formas acordadas.

No hay condena
para el hecho
que se nutre
de un anhelo
que se sabe compartido.

No hay excusa
que nos prive
de entregarnos a esa fiebre 
que nos provoca
esta causa.

No hay sustituto
al conjunto
de formas condicionadas
por el deseo que emana
de lo que ya hemos vivido.

Por eso... firme es el piso
que sustenta nuestra casa,
esa donde se asientan
los pilares de este pacto.

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