Dadivosa.

 


Dócilmente te recuestas

intuyendo sensaciones

que vislumbras de antemano.


Ves cómo fluye el alma

en ese profundo abismo

de recónditos placeres.


Muestras lo cavernoso

de tus afanes prohibidos

mientras aguardas silente.


Clamas ver sumergido,

con certera suficiencia,

el puntal de lo pagano.

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