Desordéname.
Ven rápido, no tardes,
que me hace falta el alboroto
de tu risa desenvuelta
y la sorna que delata.
Acude rauda al llamado
de quien demanda jaleo
y sabanas embarulladas
cuando termina la noche.
Necesito tu locura
y el adorable pandemónium
que pone patas arriba
al sistemático hastío.
Ven, no tardes,
que todo se torna aburrido
sin ese caos entrañable
que vas sembrado inadvertida.
Yo igual me he sentido asi.
ResponderEliminarConocerlo es apreciarlo. 😉
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