Patrimonios cimentados.

 


El producto de las horas,

dedicadas a dar vida

a una causa poderosa

que se alimenta de aprecios,

es un bien intransferible

que nunca puede prestarse.


Cabe esperar que otros ojos

se inmiscuyan envidiosos

con intención de apropiarse

de una dote que no es suya,

aunque no les corresponda

ni la tengan merecida.


No es algo que pueda exportarse,

arrendarse o subvertirse.

Se ciñe a su propio entorno,

el mismo en que asoma libre

y, si se siente alterado,

se marchita fácilmente.

 

Es el honor impagable 

de ingresar en otra psique.

Es el producto directo

de quienes unen sus suertes.

Es lo que es sólo dentro

de esa unión irrepetible.

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