Lo que pasa mientras somos.

 


La vida pasa demasiado rápido como para estar dedicando nuestro tiempo a cuestiones improductivas y..., en definitiva, irrelevantes.

Prefiero quedarme aquí, acumulando experiencias, aprendiendo de quienes tienen algo que enseñarme, degustando tantos y tantos pequeños detalles a los que resulta imposible poner un precio, celebrando cada día la fortuna de haber encontrado en estos parajes a la persona que ha sido capaz de pulir la luz de mi propia mirada.

Nunca quise lo que casi todos quieren, jamás busqué amoldarme a más condicionantes que los extrictame necesarios y, desde luego, tampoco entra en mis planes renunciar a todo cuanto me llena y me insufla el aliento necesario para no tirar la toalla cuando me siento tentado de hacerlo.

Me niego a pasar por alto toda la belleza que me rodea y a ingnorar todos esos pequeños regalos puestos ante mis ojos día tras día. Que cada cual se quede con aquello que más le convenga (o crea que le conviene), no me importa mientras a mi me dejen ser quien soy y conducirme a mi manera.

Así que..., en la laureada vispera en la que se ratifica nuestra hazaña compartida, en nuestra anual constatación de que..., aunque improbable, fue y es posible, me reafirmo en mis convicciones y manifiesto la firme voluntad de continuar creciendo de la mano de quien apostó por entender los complejos entresijos que me definen... porque se tomó la molestia de pararse durante un instante a observarlos. El resto... ya son los detalles que colorean nuestra itinerante y atípica historia.

Comentarios

Entradas populares