Esa dulce extenuación.
No podía razonarlo,
sencillamente fluía
por el intrincado laberinto
de caprichosas formas
y confusos vericuetos.
Abrazando el extravío
de familiares sustancias,
se perdía confiada
en los pasajes opacos
de las veladas certezas.
Se deslizaba resuelta
hasta sentir que su carne,
entre exhausta y resarcida,
se convertía en abstracta
por efecto de esa alquimia.
Un poema maravilloso, dentro de ese instante total.
ResponderEliminarAbrazo, Qarpatia
Muchas gracias por la visita, el comentario y por tan inmerecidos elogios.
EliminarSaludos cordiales.