Ramales.


 
El viaje no se termina,
por mucho que el camino se tuerza,
en tanto el destino fluya a cada paso.

Aunque el tránsito discurra
entre oscuros vericuetos,
el avance se constata,
paulatino y orientado,
a pesar de la zozobra.

Vías alternativas se abren
mientras conceden el gozo
de explorar nuevos senderos.

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