Adelante.

 


Desde nuestra ciudad siempre nos estarán llegando sutiles sugerencias, que podremos secundar o no, pero que resultan tremendamente útiles aunque nos pueda dar cierta pereza el hecho de tener que acometerlas.

Al emprender cualquier tipo de proyecto, indudablemente, existe un componente de ilusión, de energía extra que sirve de impulso para entregarse a esa empresa recién estrenada.

Con el tiempo, normalmente, esa energía se va disipando debido al continuado empeño que conlleva no desfallecer, a las dificultades que van surgiendo y con las que no contábamos en un principio y... ¿por qué no decirlo? al hastío que genera en muchos tener que ceñirse a unas pautas más o menos repetitivas con el fin de alcanzar los objetivos iniciales.

En esos casos, casi siempre, o se pasa a otra cosa o, de manera un tanto inconsciente, se pretende reiniciar la partida. Pero, en este último supuesto ¿estaríamos hablando de un "reinicio" real? Es decir ¿desde el cero más absoluto? Creo que cualquiera en su sano juicio determinará al instante que eso supondría asumir una clara e irreversible perdida de tiempo y esfuerzos. Si no se ha aprendido nada en el curso de esa truncada experiencia, en efecto, parece que así terminará siendo. Pero esa no es, ciertamente, la cuestión que hoy me interesa plantear.

El espíritu que impregna nuestra ciudad es que..., por muchos "comienzos" que podamos ir encadenando de forma sucesiva, hay una cosa que siempre debemos de tener muy clara: Eso, en modo alguno, deberá confundirse nunca con una forma de avanzar.

Pararos a pensarlo por un momento, dadle una vuelta al concepto y me contáis.

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