Relatos anónimos.
Del mismo modo en que suelen manifestarse en cualquier otro lugar, en esta ciudad también hay lugar para esa historias indefinidas y apenas perfiladas de las cuales, de manera accidental y fortuita, nos convertimos en breves observadores. Atisbos de unas vidas que alcanzamos a entrever por un instante y de las que nunca llegaremos a conocer ni su fondo ni su alcance.
Es curioso pararse a pensar en el ingente número de variables vitales que nos rodean y que, generalmente, pasan completamente desapercibidas a nuestros ojos; del mismo modo que..., las nuestras, tienden a ser ignoradas por el resto.
En cierta forma, es en esos instantes; esos en que sucumbimos a un descarado impulso por el cotilleo; cuando nos da por pensar que lo más importante de algunas vivencias no es tanto el hecho de conocerlas como el de participar de ellas, y que..., tal vez, más que envidiar y fantasear sobre lo ajeno, mejor haríamos en cultivar y procurar conservar esa parte de lo propio que..., seguramente, otros anhelan.
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