Introspección.


¡Implosión!
Desvío hacia uno mismo en circunstancias concretas;
debate que, desde dentro, repentino va y se asoma.
Concienciación sorprendida entre argumentos confusos
que embelesa nuestra mente al tiempo que abre la espita.

Refugio de perfil rudo y enrevesados alcances
que, con fluir cadencioso, va perfilando una empresa.
Romo el discurso;
apenas un susurro, sin dobleces ni aristas;
que es el digno contrapunto a un estímulo incipiente.

Recuerdos, bondades, heridas…;
todo mezclado, todo encendido;
como atisbo distante a un origen convulso
entre acordes dispares medidos al mismo tiempo.

¡Convencimiento!
Fase intermedia de una estrategia apuntada.
Requisito necesario que encamina y fortalece,
es el testigo silente de un devenir sopesado;
comprometido, patente; a toda luz necesario.

Brotando de entre la duda como adalid virtuoso,
mecenas de nuevas formas sin pasado ni sospechas,
bordea las luminarias sin prejuicios heredados
que puedan lastrar su avance hacia un afán evidente.

Las pretensiones se agolpan,
la realidad las solapa
y…, en ese huidizo contexto de pros y contras en liza,
empuja, determinante, a que tomemos partido.

Finalmente, cobra forma ese ente escurridizo
y al ser descubierto descubre la verdad que se escapaba.
Canta victoria el acervo singular del individuo,
se abre la puerta que lleva directamente a la…, ¡Hazaña!


Comentarios

  1. Sinceramente con este texto me has puesto a prueba, he sentido la pobreza de mi conocimiento y he gozado deleitandome con la harmonia y el significado de cada estrofa...

    No dejas de sorprenderme y hacerme gozar de variadas e interesantes formas...

    Precioso mi Señor...dan ganas de abrazar esa hazaña que se forja la leerte...

    Besines dulces
    A Tus pies

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    Respuestas
    1. Pues ya no es tanta pobreza (que, por cierto, no creo que existiera de antemano) cuando la curiosidad ha servido para el noble fin de poder ampliar tus conocimientos en la medida que pudieran hacerlo estas torpes palabras.

      Si ha sido así, no obstante, puedo entonces darlas por buenas.

      Un beso y un azote, mi dulce y esponjosa (intelectualmente hablando) sierva.

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