Reflexiones en la penumbra.
Siempre he sentido una predilección
especial por esas estampas singulares e irrepetibles que se generan durante el
ocaso. Esa transición de colores cambiantes que da paso a la noche tiende a
producir en mí un extraño efecto cuando puedo dedicar unos momentos a
contemplar los matices de esa escurridiza mutación. Si…, además, las
evoluciones de ese input lumínico se producen en las inmediaciones de un
entorno urbano, se le añade ese otro componente tecnológico que, aunque
artificial, tiende a enriquecer el encuadre si se le aplica una cierta
perspectiva.
Pues bien. Así estaba yo durante
la pasada tarde; inmerso en uno de esos estados de pensamiento introspectivo en
los que suelo sumirme en tales circunstancias; cuando comencé a darle vueltas
al concepto de la inspiración. Me gusta creer que todos tenemos la capacidad de
sentir esa llamada a desarrollar nuestra creatividad; si bien la chispa que actúa
como disparador tienda a variar de unos a otros.
Por otro lado, caí en la cuenta
que…, desde que empecé a explorar lo territorios de Qarpadia y a descubrir sus
entresijos, he percibido el sutil susurro de la musas con bastante más
frecuencia que en el pasado. Tras ir encadenando reflexiones, creo haber dado
con la clave para explicar que…; este hecho, al menos en mi caso; vaya unido a
una ubicación determinada. Si bien, en cierto sentido, se les podría aplicar el
calificativo de hedonistas, los pobladores de la “nación invisible” no han sucumbido al impulso de apoltronarse. A pesar
de contar con infinidad de ventajas que bajo nuestra óptica estarían consideradas
como lujos, estas no han derivado de una dinámica de consumo ni son el
resultado de la culminación de un proceso prefabricado de artificiosa autosatisfacción.
Qarpadia, en muchos aspectos, es
una suerte de entidad creativa y esa creatividad es como si flotara en el
ambiente. Es como si en su seno existiera una especie de inspiración compartida
que se retroalimenta constantemente y que nunca se detiene por mucho que fluctúe.
Con cada nueva creación aparecen nuevos enfoques, nuevas alternativas que
sugieren dinámicas originales y novedosas. También podrían pasar completamente
inadvertidas y quedarse en nada, pero ese impulso elemental parece no detenerse
nunca.
A veces pienso que no estaría mal
que nos olvidáramos por un momento de ese afán nuestro de adquirir mercancías de
manera compulsiva y dedicáramos algo de tiempo a crear; lo que nos apetezca o
se nos dé mejor; por el mero hecho de hacerlo y, además, compartirlo sin
esperar nada a cambio. Realizar un pequeño gesto de agradecimiento por la
inspiración recibida de otros y, ¿quién sabe?, tal vez ser la fuente de inspiración
de algo mucho más grande.
Entre tanto, cae la noche, que…,
por algún motivo, siempre ha estado íntimamente ligada a los sueños.
Lindo su escrito
ResponderEliminarSaludos