Rincón mate.
Mientras el invierno fluye poco a
poco, la luz con la que contamos durante las menguadas horas de sol parece
hacerse más sólida, pesada incluso, como si no fuera capaz de abstraerse del
todo de ese halo de oscuridad que parece adherirse a todo. Impregnada muchas
veces por el influjo de ese entorno ensombrecido, juega con el paisaje y las
figuras que lo pueblan confiriendo a todo el conjunto cierto tinte decadente y,
por momentos, siniestro.
Esto se deja notar especialmente
durante los dilatados crepúsculos, que se alargan, más y más, con irreverente
parsimonia. Pero es durante esos apagados instantes, durante esos lapsos de
opaca claridad, cuando mejor se definen las siluetas descritas en nuestros
anhelos más privados.
El tiempo y los astros juegan con
nosotros a extraños juegos; pero, a veces, sus desafíos pueden llegar a
resultarnos muy gratos.
Que disfrutéis todos de una muy
feliz, y “reservada”, jornada de
domingo.
un trono donde descansar toda la mañana
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