Encelado.

 


Corroído por la envidia

de ver cómo te ensalza

esa luz que te acaricia,

pasan las horas

sin que vea menguado

el impulso de tomarte.


Discuto conmigo mismo

la estrategia pertinente

para allanar el camino

que me conduzca a alcanzarte

sin excesivas demoras

que me priven de sentirte.


Ambiciono tus riquezas,

tus encantos y tu influjo,

que quiero ver integrados

en mi oscuro señorío

cómo heráldica asociada

al blasón de nuestra historia.

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