The house on fire.

 


En tanto, ahí afuera, la vida discurre con mayor o menor urgencia... ¿quién sabe lo que tiene a bien materializarse de puertas a dentro? Y es que..., todo aquello que visto desde el exterior pudiera parecernos de lo más común; anodino incluso; no tiene porqué guardar relación alguna con nuestras pretendidas y poco fundamentadas hipótesis.

Esta ciudad que nos acoge atesora infinidad de sorpresas que se distribuyen de forma aleatoria y que tienden a instalarse en los espacios más inverosímiles. Es por ello que..., como si nos encontráramos inmersos en un enrevesado reto detectivesco, nos vemos en la necesidad de seguir todas las pistas, y no dejar ni un solo rincón sin escrutar, para no perdernos todos los secretos que guarda.

No obstante, conviene obrar con cierta prudencia pues..., al igual que sucede con las personas, lo que finalmente encontremos, además de dejarnos completamente descolocados, también puede hacerlo en el buen o en el mal sentido.

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